Un baño de peronismo como amuleto anti derrota
Gobierno del Chaco

Un baño de peronismo como amuleto anti derrota

Opinión
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La coalición gobernante gana hoy y mañana la calle para intentar devolverle algo de mística a la campaña. En el mientras tanto se busca re componer lazos con el empresariado y apurar con el FMI.

  Por Nancy Pazos

Hubo intento de acercamiento con los empresarios. Hubo reuniones con el FMI. Hubo dos cambios más en el Gabinete. Hubo encuentros con inversores extranjeros en Manhattan. Pero nada pareciera alcanzar.

La sensación de zozobra sigue apoderándose de gran parte del electorado y de la clase dirigente a un mes exacto de las elecciones. La coalición gobernante -hoy más que nunca con Cristina Kirchner como principal Jefa política y Alberto Fernández como Presidente en ejercicio- apuesta a darse hoy un shock de autoconfianza. 

La movilización por el Día de la Lealtad que empezó ayer con el encuentro Nacional de Jóvenes de la Cámpora y terminará mañana con el acto convocado por la CGT, es un intento por volver a las fuentes, por dejar de lado, una vez mas, las diferencias internas y por recordarle a la oposición (política y empresarial) que el peronismo nunca se da por vencido.

Después, se verá…

Gabriela Cerruti, nueva portavoz del gobierno.

Esta semana hubo también contradicciones y tiros a los propios pies. El propio acto de hoy fue anunciado, desmentido, y vuelto a anunciar. Lo propio pasó con la incorporación de Gabriela Cerruti al Gobierno. Que sí, que no, que renunció a su banca y que finalmente se convirtió en Portavoz. Ambas incongruencias son producto del cambio de época.

Desde que asumió, Fernández por primera vez va en contra de su esencia acaparadora de temas y funciones y delega. O, al menos, lo intenta.

Con Juan Manzur ya no puede ejercer como su propio Jefe de Gabinete. El Tucumano impone respeto. Y el mismo avión de su provincia que lo llevó a Nueva York con tres escalas intermedias (uno de los tiros autoflagelados de esta semana; el otro fue Aníbal Fernández contra Nick) lo puede regresar a la Gobernación si encuentra que la ecuación costo-beneficio no amerita el desarraigo.

Con Cerruti, Fernández empezará a transitar un camino de profesionalismo en, posiblemente, la peor de las áreas del Gobierno: la comunicación. Más temprano que tarde, las conferencias matutinas de la Portavoz en Casa Rosada se trasformarán, de mínima, en un ordenador de la política hacia afuera, pero también hacia adentro. En un gobierno que, a pesar de los cambios, sigue siendo compartimentado y desordenado por doquier, una voz diaria al menos uniforma mensajes.

Las idas y vueltas en reconocer la llegada de Cerruti fueron la resistencia de quienes no quieren que nada cambie. Y esos focos de resistencia están acallados pero aún existen.

La Jefatura política de CFK es tan clara hacia afuera como discutida adentro.

Juan Manzur, Jefe de Gabinete.

Rememorando ejemplos históricos, y más allá de las lógicas diferencias, cuando Cristina asumió como Presidenta elegida por Néstor, ¿no estaba claro que el Jefe Político era él? ¿Alguien se animaba a decir que esto era perturbador para la autoridad presidencial?

Cristina tuvo, como todo el mundo, costo de aprendizaje al llegar a la cima del poder. Fue ninguneada (un condimento histórico para cualquier presidente argentino), y el tiempo demostró que podía ser cualquier cosa menos un títere.

Hoy el rol se invierte. Ella es la Jefa Política y Alberto el Presidente. No comparten Olivos, está claro. Pero quizás radique ahí otro de los condimentos a rever en esta etapa. La dinámica de comunicación interna y toma de decisiones de fondo en la coalición gobernante. Ese mecanismo que funcionó en lo cotidiano y tan bien en la campaña del 19 (cuando Alberto, Cristina, Massa, Máximo, Cafiero, “Wado” y Larroque se reunían diariamente), una vez asumido el poder se diluyó y generó grandes lagunas por no decir océanos de conflictos.

En ese rol de Jefa, CFK puso ayer norte al nuevo eje discursivo. Nunca se le escuchó a la vicepresidenta un discurso tan peronista, tan abarcativo y con tantos guiños al sector empresarial. Cristina está atenta a lo que pasa en el mundo. Y el corrimiento discursivo a la derecha, las crisis post pandemia, la inflación de los precios de los alimentos y de la energía, no son una originalidad argentina.

De hecho había empezado el día retuiteando a mansalva al Papa. Varias de las frases de Francisco le vinieron como anillo al dedo: “A los medios de comunicación, les pido que terminen con la lógica de la post-verdad, la desinformación, la difamación y la calumnia. A los organismos internacionales de crédito, pido que permitan a los países pobres garantizar las necesidades básicas de su gente y condonen esas deudas tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos. La lucha contra el hambre exige superar la fría lógica del mercado, centrada en la reducción de los alimentos a una mercancía más, y afianzar la lógica de la solidaridad…”.

Más papista que nunca, Cristina Kirchner se quedó con varios conceptos para el discurso de ayer a la tarde. Pero sobre todo se encargó de reivindicar al peronismo como un emergente superador de izquierdas y derechas.

Particularmente risueña estuvo al recordar una cena privadísima en el 2018 con, posiblemente, el empresario argentino más importante del sector alimenticio. “Si tu empresa hoy tiene balance negativo (entonces Macri era presidente) y en los 12 años nuestros se cansaron de ganar plata. ¿Me podes decir porqué no nos quieren?”

La misma pregunta podía haber sido formulada el lunes pasado en la Casa Rosada por Alberto Fernández. Ese día recibió con un almuerzo a Marcos Bulgheroni, Jorge Brito, Francisco De Narváez y Marcelo Mindlin, entre otros. Y, si bien las dudas del grupo ya habían sido despejadas una semana antes en la casa de Brito en San Isidro por Máximo Kirchner y Sergio Massa, el paso por Presidencia de los mismos actores le dio el marco institucional que la coalición gobernante pergeña como ideal para un pacto político-sindical-empresarial-social después de las elecciones.

La foto que se difundió del encuentro encuentra a todos muy risueños. No fue para menos. Alberto les pidió de entrada que lo tuteen. Rápido de reflejos, De Narváez contestó: “¿Qué dijo? ¿Tutéenme o putéenme?” .

Claro que por más clima distendido, ahí no estaban sentados todos. El Gobierno piensa en ese puntapié inicial para lo que viene. El gran tema es que el resto del circulo rojo (como se explicó en esta columna la semana pasada) ya no espera nada más que la derrota del Gobierno en las urnas.

La frialdad con que lo recibieron al Presidente en IDEA el viernes y las críticas posteriores a su discurso (donde no dijo nada distinto a lo que viene diciendo la coalición desde que llegó al poder) son muestra del hartazgo y —para el Gobierno— del gorilismo intrínseco de la clase empresarial dirigente.

Otro tanto percibió Juan Manzur en Manhattan con los hombres del Wall Street. El Jefe de Gabinete se movió como pez en el agua al enfrentar el cuestionario. Pero fue enfático en una definición: “Yo soy parte del esta coalición de gobierno, represento a gobernadores y a los sindicatos. Y les aseguro que es nuestra intención cerrar un acuerdo con el Fondo”.

En eso estuvo Guzmán toda la semana. Para la comitiva argentina, Kristalina Georgieva quedó menos herida de lo que se suponía después del intento por desbancarla, la posibilidad de que se rebaje la sobre tasa a los países sobseendeudados sigue siendo una posibilidad que se anunciará —dicen— antes de fin de año. Y la exigencia política de que el FMI haga una especia de mea culpa por haber sido participe de un crédito para la Argentina por fuera de la lógica de los estatutos del Fondo es casi una utopía a corto plazo.

Lo mas probable es que junto con el acuerdo se dé a conocer una evaluación interna, el Ex Program Evaluation, y que recién cuando se cumplan los dos años del préstamo, el fondo decida que la carpeta de Argentina sea analizada por una oficina independiente. Pero así como Alemania en su momento logró diluir el préstamo y programa a Grecia con otros países de la región, es posible que Estados Unidos (gran responsable del sobreendeudamiento argentino) logre que el informe sobre nuestra deuda se dé en un marco mucho más amplio para aplicar la misma técnica de lavandina alemana.

Los guiños históricos siempre son interesantes. El FMI inauguró el programa de revisión independiente a determinados préstamos con nuestro país. El primer programa que se revisó fue el firmado con el gobierno de Fernando de la Rúa. En el fatídico 2001.

Bonus Track

“Ya no se gana ni se pierde por KO. Ahora todas las peleas son a quince rounds. Hay que aguantar, de eso se trata”. La definición del actual momento político pertenece a uno de los referentes de la coalición gobernante. Si bien se pondrá todo para achicar la diferencia, saben que un legislador arriba o uno abajo la realidad del Congreso el año que viene será de negociación permanente.

La cuenta indica que en el Senado el oficialismo pierde cuatro senadores. Y que Cristina Kirchner necesitará los votos de los provinciales (que cotizan al dólar paralelo a esta altura) para conseguir quórum. En Diputados pasará otro tanto.

Pero lo que si esta claro es que el Congreso se convertirá en el ámbito de los acuerdos políticos. El primero será la deuda. Y de ahí en más el resto de los pactos que parte de la coalición están pensando. No solo para asegurar la gobernabilidad de los años que quedan sino porque será negocio para quien vaya a gobernar en el 2023.

Veremos.

Fuente: Infobae

 

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