Sustituir importaciones por definición implica empezar a producir en el país lo que se importa. Se intentó tantas veces y tantas veces hemos fracasado que me parece más inteligente ir por el otro camino: potenciar nuestras exportaciones.
Los países, como las familias y las personas, tienen talentos y limitaciones.
Entre los talentos están la resciliencia, la adaptación y la capacidad humana de aprender rápidamente. En el mundo nos valoran por nuestros recursos humanos, o nos valoraban.
Entre las limitaciones están la terquedad que nos lleva a intentar tantas veces eso en lo que fracasamos y fracasaremos porque no tenemos el talento.
Técnicamente le llaman “restricción externa” a la imposibilidad que tenemos de conseguir los recursos necesarios para sustituir importaciones. También técnicamente, está demostrado que debemos especializarnos en eso en lo que somos buenos y comprar aquello que otros hacen mejor que nosotros.
Así lo aprendieron los países hermanos que se convencieron que es mejor exportar mucho eso que sabemos producir e importar eso que otros hacen mejor que nosotros. Chile es un ejemplo concreto y palpable. El país trasandino no tiene fábricas de automóviles, importan la totalidad de la flota de vehículos. Saben que no son competitivos en eso y que no lo serán.
El especializarse en la extracción de cobre les permitió ser muy competitivos e importar, con acuerdos de libre comercio mediante, una cantidad enorme de productos y servicios que les permitió a los chilenos gozar de niveles de bienestar mucho mayores a los nuestros.
Claro que eliminar la idea de sustituir importaciones implica tomar decisiones muy profundas respecto de la estructura económica que la Argentina debería tener. Entre las decisiones están:
- Que tamaño de Estado es asequible, deseable para que podamos tener un sistema público que brinde servicios de calidad y pueda ser soportable por el soberano,
- Que instituciones debemos impulsar que sean dignas de un Estado volcado al bienestar social,
- Con quienes tenemos que comerciar en el mundo.
Todos temas que iremos desarrollando con el solo fin de aprender y de generar la sinergia necesaria para avanzar en un país con cohesión social y justicia social. Sí, esa justicia social que pregonaba Juan Domingo Perón. La justicia social que tiene como materia prima la libertad social. Libertad entendida como el respecto irrestricto al proyecto de vida del otro. El Estado debe existir para, entre otras cosas, asegurar que cada uno pueda vivir su vida en plenitud; que se respeten sus derechos y que se exija el cumplimiento de sus obligaciones.
