Chaco es campeón del mundo gracias a Andrea “La Cobrita” Sánchez
Anoche en villa Carlos Paz, la villangelense Andrea “La Cobrita” Sánchez se adjudicó el título de campeona “Gold Minimosca” de la Asociación Mundial de Boxeo al derrotar por puntos, en fallo unánime, a la venezolana Erika Bolívar en el festival pugilístico “Un pleno a la gloria” que se realizó en el estadio “Arena Villa Carlos Paz” de Córdoba.
La velada impulsada por Arano Box pudo observarse a través de TNT Sports y Combate Space, con especial atención para los chaqueños en lo que podía ofrecer Andrea Sánchez en su regreso al cuadrilátero a los 35 años y luego de su frustrada chance mundialista en Villa Ángela en 2018.
En esta oportunidad Andrea “La Cobrita” Sánchez (11-4-1, 2 KO), quien acusó en la balanza 48,200 kilogramos, debió mostrar su mejor versión y volcar toda su experiencia frente a Erika “La Leona” Bolivar (7-4-1, 5 KO) de La Guaira, Venezuela, quien pesó 48,500 kilogramos.
La victoria por puntos le permitió a la boxeadora chaqueña quedarse con el título AMB Gold Minimosca, al cabo de los 10 rounds, que se hallaba vacante y pudo cumplir uno de sus máximos anhelos en esta disciplina. En su palmarés también ostenta las consagraciones como campeona argentina y sudamericana.
La historia de Andrea
Andrea “La Cobrita” Sánchez también modela para marcas deportivas. Es la mayor de 7 hermanos nacidos en el Chaco. De niña, trabajó con su familia en el campo: hizo ladrillos y cosechó algodón. Madre de un nene de 4 años e hija de un boxeador, buscará cumplir su gran sueño: levantar el cinturón dorado.
Nació hace 35 años en Villa Ángela, una comunidad toba del corazón de Chaco. Creció sabiendo cómo se hacen los ladrillos de tierra colorada y cómo es pasar horas y horas bajo el calor que descompone cosechando algodón, tarea que realizó junto a su familia, especialmente su padre.
Creció en una familia de boxeadores: su papá es Martín “La Cobra” Sánchez. Sus tíos también boxearon, pero no fue hasta que vio a su padre vencido en el cuadrilátero que despertó en ella una furia ancestral y un deseo de “venganza” con la vida por considerarla tan injusta para ese hombre que unos meses antes lloraba la muerte de uno de sus hermanos.
“No merecía perder. Estaba abatido y salió a pelear igual, pero ese combate fue su único nocaut”, recuerda y aún le duele. “Papá, yo voy a pelear y buscar el título de campeona del mundo”, le prometió aún sin saber siquiera qué le decía y anoche lo cumplió.
Con información de:#CiberPeriodismo, Infobae y Ecodeportivo