Crece el malestar en el PJ del interior por la interna entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof

La tensión política en el peronismo bonaerense comenzó a generar un fuerte desgaste en las filas justicialistas de todo el país. Dirigentes de distintas provincias advierten que la disputa de poder entre Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador Axel Kicillof paraliza la posibilidad de construir un proyecto nacional competitivo de cara a las elecciones presidenciales de 2027.

En el interior del país observan la pelea en el PJ bonaerense como una confrontación por la conducción que se prolonga en el tiempo y erosiona al conjunto del peronismo. Aunque muchos gobernadores, legisladores e intendentes no participan directamente de esa interna, todos conviven bajo el paraguas de Fuerza Patria y se reconocen dentro de una identidad peronista común, hoy atravesada por la falta de definición.

En algunos sectores prevalece la expectativa de que, forzado por el calendario electoral, durante 2026 se alcance algún tipo de acuerdo. Ese grupo entiende que Cristina Kirchner debería aceptar que no es posible “volver el tiempo atrás” y asumir que, por el momento, ningún dirigente peronista tiene mayor proyección electoral que Kicillof.

Otros, en cambio, sostienen que el gobernador bonaerense debe dar pasos más firmes si pretende disputar el liderazgo nacional: mostrar con claridad que su construcción política tiene densidad propia, exhibir un proyecto con alcance federal y ganar terreno dentro del peronismo a lo largo del próximo año.

“La interna de Cristina y Axel afecta mucho al peronismo nacional porque la provincia de Buenos Aires es ordenadora. Si la provincia más importante está ordenada, eso nos ayuda a todos”, analizó un senador nacional. Ese orden hoy no existe: el peronismo bonaerense está fracturado en dos grandes bloques, aun cuando no se trate de porciones equivalentes en términos territoriales.

Entre dirigentes del interior se percibe un cansancio notorio ante el fuego cruzado entre cristinismo y kicillofismo. Reclaman que la confrontación dé paso a una síntesis política que permita encolumnar al partido detrás de un programa de gobierno y un puñado de propuestas, en lugar de prolongar el clima de disputa permanente.

“El peronismo es un quilombo y estamos atados a lo que pase en la interna bonaerense. Cristina debería bajar la exposición. Salir del balcón. Si no, le da de comer al Gobierno”, sostuvo otro legislador nacional. En ese diagnóstico se repite la idea de que la ex vicepresidenta debería reconocer que su ciclo está cerca del final y facilitar una renovación que no derive en un enfrentamiento abierto.

En los sectores más duros, por el contrario, gana terreno la postura de que Kicillof debe “ir por todo”: avanzar sobre la conducción del PJ bonaerense, sumar el respaldo de gobernadores que lo vean como una apuesta de futuro y marcar un quiebre definitivo con La Cámpora, en línea con el proceso de autonomía política que viene intentando desde hace más de un año.

Algunos dirigentes provinciales interpretan la interna bonaerense no como una disputa entre dos proyectos nacionales sólidos, sino como la pelea por el “último refugio” del kirchnerismo. En esa lectura, tanto Cristina como Kicillof forman parte de un mismo ciclo que se encamina a su etapa final, lo que desalienta a otros gobernadores a involucrarse de lleno en esa confrontación.

En paralelo, se repite una queja: la ausencia de conducción nacional clara. “La vida del partido es una agonía. Una minoría intensa. El peronismo siempre representó mayorías y construyó con todos. Si eso no cambia, con el sello y los recuerdos no alcanza”, resumió un legislador del sur, crítico del kirchnerismo y preocupado por la falta de ampliación del espacio.

Las miradas están puestas en 2026, año que asoman como clave para definir el futuro del peronismo. Buena parte de la dirigencia coincide en que el primer paso imprescindible es ordenar la provincia de Buenos Aires, donde se concentra el 40% del padrón electoral. Sin una síntesis política allí, el partido quedará encaminado a una gran PASO nacional para dirimir, voto mediante, quién conducirá y quién deberá acompañar en el intento de volver al poder en 2027.

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