Cuadernos de la Corrupción: la confesión del ex secretario de CFK sobre los vuelos con bolsos al sur que no se escuchará en el juicio

La figura de Fabián Gutiérrez, ex secretario de Cristina Fernández de Kirchner, volvió a escena por un detalle clave: su declaración como arrepentido en la causa de los Cuadernos de la Corrupción no será leída en el juicio oral, pese a que involucró a funcionarios de máxima confianza de los Kirchner y habló de vuelos al sur con bolsos y valijas bajo candado.
Gutiérrez fue hallado muerto en julio de 2020, degollado y semienterrado en una vivienda del barrio Aeropuerto Viejo, en El Calafate, Santa Cruz. El cadáver presentaba signos de asfixia mecánica, golpes, mani ataduras y cortes con un cuchillo tipo Tramontina. Aquella escena, en pleno pico de la pandemia, disparó teorías conspirativas: ¿lo mataron por haber hablado?
Menos de un año antes, en septiembre de 2019, el ex secretario de CFK había sido elevado a juicio por el fallecido juez Claudio Bonadio en la causa de los cuadernos, acusado de encubrimiento agravado por su rol en el traslado y ocultamiento de dinero ilícito atribuido al matrimonio Kirchner. La Oficina Anticorrupción de entonces pidió que fuera considerado además como miembro de la asociación ilícita encabezada por la ex presidenta.
El fiscal Carlos Stornelli sostuvo en su requerimiento que Gutiérrez, como secretario de la Presidencia entre 2003 y 2005 y luego como secretario adjunto entre 2007 y 2010, ayudó a Néstor Kirchner y a Cristina Fernández a asegurar fondos ilegales recaudados a través del esquema de sobornos investigado en el expediente.
El crimen de Gutiérrez, ya convertido en empresario, no fue finalmente un caso de sicariato político: en abril de 2024, tres jóvenes fueron condenados a prisión perpetua. Uno de ellos declaró que lo mataron para concretar un encuentro sexual, reducirlo, taparle los ojos y robarle.
Su muerte extinguió la acción penal en su contra en el caso Cuadernos y, por esa razón, su confesión no será escuchada en las audiencias del juicio oral. Sin embargo, su relato sigue teniendo peso dentro del expediente, porque describe una trama de viajes al sur, vuelos en avión y bolsos con dinero en manos de hombres de confianza del poder.
En su declaración como arrepentido, tomada el 28 de septiembre de 2018, Gutiérrez habló del fallecido ex secretario de Néstor Kirchner, Héctor Daniel Muñoz:
“Daniel Muñoz, la mayor parte de los viajes, llevaba valijas con candado, era el único que las tocaba, y se ubicaba con las mismas en la parte trasera del avión… Lo hacía de manera reservada. Yo no vi el contenido de esas valijas, pero se comentaba. Cuando los Kirchner llegaban de un vuelo nos dirigíamos a la casa y al poco tiempo aparecía Muñoz”.
Según relató, cuando Muñoz llegaba a la residencia presidencial, el personal recibía la orden de retirarse durante aproximadamente una hora. La sospecha siempre giró en torno a que en esas valijas se trasladaba dinero proveniente de la recaudación de sobornos.
López, Jaime, De Vido y los bolsos
En su confesión, Gutiérrez también hizo referencia a José López, ex secretario de Obras Públicas, a Ricardo Jaime, ex secretario de Transporte, y a Julio De Vido, ex ministro de Planificación. De nuevo, la figura de Muñoz aparece como eje:
“Iban a verlo a Néstor. José López con más frecuencia y llevando bolsos. Respecto de Jaime era frecuente verlo con una mochila, siempre usaba mochila… Una vez que se hubiesen reunido Kirchner, López, Jaime y De Vido indistintamente, con lo que traían estas personas se retiraba Muñoz…”.
La historia se cruza con la confesión del propio López, el hombre de los bolsos en el convento de General Rodríguez, también arrepentido en la causa. Ante el fiscal Stornelli, aseguró que el dinero que llevó aquella madrugada “provenía de Fabián” Gutiérrez y, por extensión, según su razonamiento, de “Cristina”.
López relató que en 2016, antes de la muerte de Muñoz, Gutiérrez lo contactó para pedirle ayuda con un dinero que debía cambiar de lugar. Se reunieron en el hotel NH City:
“Fabián me manifestó que debía cambiar de lugar un dinero, no me manifestó la suma exacta, pero supuse que se trataba de una suma grande”.
Días después, según describió, tres personas enviadas por Gutiérrez le llevaron los bolsos que terminarían siendo secuestrados en el convento:
“Conversamos un rato al respecto y barajamos lugares posibles. El 13 de junio a la noche-tarde, se presentaron de parte de Fabián tres personas que me dejaron los bolsos que fueran posteriormente secuestrados, y se fueron. Yo estaba sumamente nervioso y paranoico, tanto que no recuerdo exactamente la hora en que cargué el dinero en el auto, así como el arma, y me dirigí al convento donde lo que sucedió es de público conocimiento”.
Teléfonos, contactos y un testigo que ya no está
Cuando fue detenido, López cayó con un iPhone 6 y un teléfono Huawei. En el iPhone figuraba buena parte del elenco central del caso: Julio De Vido (con dos números), Daniel Muñoz (cuatro contactos), Fabián Gutiérrez (tres teléfonos), entre otros. Poco después de que estallara el escándalo de los cuadernos, Gutiérrez también fue detenido y se secuestró su iPhone.
El intento de peritar ese dispositivo fue, en buena medida, infructuoso: solo se pudo rescatar la información de la tarjeta SIM, pero no la de la memoria interna del aparato. En un primer momento, Gutiérrez se negó a declarar, pero luego cambió de postura y se acogió al régimen del arrepentido.
Hoy, su voz no sonará en la sala del juicio oral por los Cuadernos de la Corrupción. Pero su relato sobre vuelos al sur, valijas con candado, bolsos y encuentros reservados en torno a Néstor y Cristina Kirchner sigue siendo una de las piezas más sensibles del rompecabezas judicial que rodea al kirchnerismo.




