El orgullo de una madre: “Es un sueño cumplido por los méritos de Santi y por su trabajo”
El presente de Santiago Lencina, la joven promesa chaqueña de 19 años que brilla en la primera de River Plate, emociona a toda una provincia y, sobre todo, a su madre. Mabel Bogado, en diálogo con Radio Sudamericana, compartió el orgullo, el sacrificio y la fe que acompañaron el camino de su hijo desde sus primeros pasos en el Club Obreros Unidos de Corzuela hasta su reciente debut como titular en uno de los equipos más importantes del país.
“Es un sueño cumplido por los méritos de Santi y por su trabajo”, expresó Mabel con la voz cargada de emoción. Aseguró que el recorrido no fue fácil, pero que la perseverancia y el apoyo familiar fueron claves. “Es un esfuerzo muy grande el que hizo, pero con la ayuda de Dios y el apoyo de la familia, todo es posible”, sostuvo.
Santiago comenzó a dar sus primeros pasos en el fútbol desde muy chico, bajo la dirección de su padre en el club de su pueblo natal. A los 11 años empezó a viajar a Buenos Aires para probarse en River y, dos años después, tuvo que radicarse en la capital para continuar su formación en el club. “Es muy difícil cuando te dicen que tu hijo se tiene que quedar, pero hay que hacer el esfuerzo para acompañarlo”, recordó su madre.
El debut de Santiago como titular fue un momento especial no solo para su familia, sino también para toda la comunidad de Corzuela. “Toda la gente estaba emocionada y muy feliz. Estoy muy agradecida con todos los que compartieron esa felicidad con nosotros”, dijo Mabel, visiblemente conmovida por el acompañamiento de sus vecinos.
Sobre el carácter y la dedicación de su hijo, remarcó: “Desde chiquito le gustó el fútbol, es un chico muy tranquilo y prefirió ir a los torneos antes que a los cumpleaños. Dejó muchas cosas de lado para cumplir su sueño”.
Con fe y esfuerzo, Santiago Lencina empieza a escribir su historia en el fútbol grande de Argentina. Y detrás de cada paso, está el corazón de una madre que supo acompañarlo en silencio y con convicción, sabiendo que ese sueño valía la pena.