Escándalo en el Congreso: Carignano tildó de “gato” a Lemoine y redobló la apuesta contra las libertarias

La diputada kirchnerista acusó a su par Gerardo Milman de querer matar a Cristina, descalificó a legisladoras de La Libertad Avanza y defendió sus dichos con dureza: “No me arrepiento de nada, decir ‘gato’ no es un delito”.

La Cámara de Diputados vivió uno de sus episodios más escandalosos en lo que va del año. La protagonista: Florencia Carignano, legisladora de Unión por la Patria, quien arremetió con fuerza contra el diputado Gerardo Milman (PRO) y las legisladoras Lilia Lemoine, Nadia Márquez y Juliana Santillán, de La Libertad Avanza.

Todo comenzó con una cuestión de privilegio que Carignano utilizó para acusar a Milman de haber querido instalar “una operación de autoatentado” contra Cristina Kirchner y de ser parte del intento de asesinato ocurrido el 1 de septiembre de 2022.

Celebro que el diputado Milman haya dejado los fármacos que lo tenían dopado, hecho una lechuga ahí tirado durante dos años. Bien, pudiste hablar. Leyendo, pero hablaste”, lanzó. Y agregó: “Celebro que no nos hayas gatillado como intentaste hacerlo con Cristina Kirchner. Porque sigo pensando que la quisiste matar”.

Desde la bancada libertaria estallaron los gritos y cruces, especialmente de Lilia Lemoine. Carignano no se quedó atrás:

Callate vos, loca… Callate la boca vos, gato”, le gritó a la diputada.

Nadia Márquez no tardó en responder indignada:

No tengo huevos, pero me los inflaron. Estamos hartas de que nos digan gatos porque somos mujeres rubias o hablamos fuerte. ¡Discutan ideas!”.

“Si quiero decirle gato a alguien, puedo hacerlo”

Lejos de calmar las aguas, Carignano ratificó sus palabras al día siguiente en declaraciones radiales. En diálogo con radio Mitre, volvió a cargar contra las libertarias:

No me parece que una diputada de la Nación se ande paseando por hoteles cinco estrellas con tipos”, dijo en clara referencia a Juliana Santillán, a quien vinculó con el empresario norteamericano Foster Gillett.

Eso no es vida privada. Si decidís hacer política, tu vida deja de ser privada. Yo también llegué por los votos, y si quiero decirle ‘gato’ a una persona, puedo hacerlo”.

Y fue más allá:

No me gustaría que mis hijas hagan lo que hacen ellas, que no presten su cuerpo para llegar a lugares. Pero si lo hacen, que no se ofendan cuando se dice la verdad”.

Dardos a Milman y a la falta de debate

Carignano también apuntó nuevamente a Milman, a quien acusó de pasar dos años “en estado vegetativo” en su banca:

Todos le pagaban el sueldo, estaba tirado, no hablaba, parecía una lechuga. Ahora empezó a hablar porque tiene que reelegir”.

La diputada explicó su virulencia como una reacción al deterioro institucional del debate parlamentario:

La gente está harta de lo políticamente correcto. No hay discusión sobre el Garrahan, sobre los jubilados, sobre los bonos. ¿De qué quieren que hablemos?”.

Cerró sin matices:

Para nada me arrepiento. No es un delito ser gato, es una actividad. El Congreso está lleno, como dijo Lilita. El problema es cuando no saben escribir ni un tuit y no discuten ideas”.


📌 El episodio dejó en evidencia la creciente tensión en la Cámara de Diputados y reabre el debate sobre los límites del lenguaje político, la violencia verbal y el rol del Congreso.
¿Defensa de ideas o agresión personal?

Fuente: La Política Online / Infobae

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