Kicillof solo ganó una batalla y no la guerra: se comenzará a negociar el armado de listas en la provincia

“Aceptamos el desdoblamiento de la elección, pero no la jefatura de Axel. Porque la jefa es una sola y eso se va a ver en la negociación de las listas”. Con convencimiento absoluto, un importante dirigente del entorno de Cristina Kirchner definió cómo terminó la disputa por el cronograma electoral y cómo se abrió la etapa en la que el objetivo central es armar las listas de candidatos.
Por estos días en el cristinismo se encargaron de asumir la derrota en la puja entre la ex presidenta y Axel Kicillof por las elecciones bonaerenses, pero dejaron en claro que ceder en ese punto específico del debate interno no significa que el Gobernador haya ganado la batalla por la conducción. La discusión que nadie blanquea con claridad y que todos saben que se está dando en cada rincón del peronismo.
“Si alguien cree que Cristina aceptó la conducción de Axel por ceder en el desdoblamiento, vive en un frasco. No tiene ni idea de cómo son las cosas”, reforzó el dirigente K, que tiene las puertas abiertas del Instituto Patria y mantiene una buena relación con la familia Kirchner. Es una voz con autoridad.
Al cristinismo le interesa marcar que Kicillof solo ganó una batalla y no la guerra. Entre tantos resquemores, acusaciones, ofensivas y ataques, el idioma bélico no parece estar demasiado desajustado. Le marcarán la cancha cada vez que puedan, como lo hizo esta semana la senadora provincial Teresa García al asegurar que “la conducción en el peronismo es algo que no se discute, no se declama; se tiene o no se tiene, y ella la tiene”.
Tienen la intención manifiesta de remarcarle al Gobernador que el camino que está transitando, para lograr autonomía política y mayor participación en el armado de las listas, no lo depositará en la conducción del peronismo. Lo contrario a lo que piensan muchos dirigentes del bloque político del mandatario provincial, donde creen que, a paso lento pero firme, Kicillof se va erigiendo como el sucesor natural de una jefatura en decadencia.
Todavía es temprano para el detalle fino de los nombres, pero empezarán a abordar el mecanismo para decidir quiénes y cómo van a integrarse las listas de legisladores provinciales en las ocho secciones electorales.
En el cristinismo hay quienes creen que de la torta accionaria CFK tiene el 50%, Massa el 25% y Kicillof el 25%. Y que eso se va a terminar clarificando en el momento de la negociación de las listas. “Ganar el desdoblamiento, no es ganar la lapicera”, insisten en el entorno de la ex presidenta. El poder de fuego de la ex presidenta en la provincia sigue siendo importante. Pero ya quedó en evidencia que no le alcanza para ordenar al peronismo bonaerense con la rapidez de otros tiempos.
En el kicillofismo creen que sus rivales internos aún no terminaron de digerir que el Gobernador es un actor político preponderante y que tiene ganado su lugar en la mesa de discusión. “Cristina es una boxeadora que retrocede pegando. Ya tiene menos fuerza. Perdió el efecto sorpresa. Vamos a tener que sentarnos a discutir una lista razonable”, sostuvo un importante funcionario bonaerense.
La semana que viene las PASO serán suspendidas en la provincia de Buenos Aires. Así lo decidirá, si no pasa nada raro, la Cámara de Diputados de la Legislatura bonaerense. Sin elecciones primarias, el peronismo se quedó sin un camino del medio para llegar a un consenso. Ya no hay grises. Negocian la unidad alrededor de una mesa o Kicillof arma un frente electoral propio y termina de romper con CFK.
Entonces, es blanco o es negro. Es negociación o es una competencia con dos frentes electorales diferentes. Un hecho similar al que ocurrió en el 2017, cuando Cristina Kirchner se fue del PJ – y le ordenó a los intendentes del conurbano que también lo hagan – para armar Unidad Ciudadana y evitar competir en una interna partidaria con Florencio Randazzo.