La Policía de la Ciudad echó a una oficial por hacer videos eróticos con el uniforme
La Policía de la Ciudad decidió echar de la fuerza a Nicole Gabriela Verón, una oficial de 25 años que quedó en el centro de la polémica tras la viralización de videos eróticos en los que utilizaba el uniforme policial. La medida fue oficializada este martes mediante la resolución N° 2025-758-GCABA-SECSEG, firmada por la Secretaría de Seguridad porteña.
Desde el Gobierno de la Ciudad señalaron que la conducta de la joven fue considerada incompatible con los principios éticos y el decoro que deben regir el accionar de los funcionarios públicos, especialmente de quienes integran una fuerza de seguridad. En ese sentido, remarcaron que el uso del uniforme en contenidos sexuales afectó la imagen institucional de la Policía de la Ciudad.
El caso tomó estado público luego de que se difundieran videos grabados para redes sociales y para la plataforma OnlyFans, donde Verón comercializaba contenido erótico. A partir de esa exposición, se inició un sumario administrativo que culminó con su expulsión definitiva de la fuerza.
Días antes de que se conociera la decisión oficial, la joven había anticipado que su salida era inminente. “Me mandaron un mail desde la jefatura para presentarme a firmar notificaciones del sumario. Tengo la sensación de que me van a echar”, había declarado en una entrevista.
En ese mismo reportaje, Verón aseguró que continuaría generando contenido, aunque sin utilizar el uniforme policial. “Sigo creando contenido, pero sin el uniforme. Es algo que sé hacer y, viendo los resultados, fluye. ¿Volver a la Policía? No sé, ahora quedé muy expuesta y no sé qué quiero hacer”, reflexionó.
Además, la joven denunció una situación de presunto acoso por parte de un comisario, presentación que realizó ante la Oficina Especializada en Violencia Institucional e Integridad Policial del Ministerio Público Fiscal. Cabe recordar que desde principios de junio se encontraba con licencia médica tras haber atravesado un episodio de violencia de género con su última pareja.
El caso reabrió el debate sobre el uso de redes sociales por parte de efectivos policiales y los límites entre la vida privada y la función pública.
