Ricardo Arriazu: “Si las elecciones salen mal, se acaba la ayuda de EEUU y el dólar se va a cualquier nivel”

El economista analizó las posibilidades que podría enfrentar la economía luego de los comicios del 26 de octubre

Publicado en INFOBAE

El economista Ricardo Arriazu, considerado una de las voces más influyentes para el presidente Javier Milei, aunque él aclara que no mantiene trato personal con el mandatario; planteó tres posibles escenarios post elecciones, en medio de la incertidumbre en los mercados. Además, criticó tanto los pedidos de devaluación como las bandas cambiarias.

Arriazu, de Estudio Arriazu Macroanalistas, disertó en la 2° Cumbre Aseguradora Argentina, que tiene por objetivo debatir, analizar y proyectar el futuro de esa industria en el país. El evento tomó lugar en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y fue organizada por el Comité Asegurador Argentino, integrado por ADEAA, ADIRA, AACS, AVIRA y UART.

“La economía tiene equilibrio macroeconómico, pero hay una gran pulseada con respecto al dólar. ¿Cuáles son los escenarios? En primer lugar, con las elecciones en tres días, no hay duda de que el gobierno va a hacer lo imposible para que el tipo de cambio no se mueva, porque esa es la clave del programa económico», comenzó Arriazu.

“Después de las elecciones pueden darse dos escenarios. En el primero, el Gobierno obtiene al menos un tercio de los escaños en alguna de las cámaras, lo que le permitiría evitar un juicio político y sostener sus vetos. Con ese respaldo y el apoyo de Estados Unidos —que merece una mención especial—, la economía cambia de la noche a la mañana», consideró.

En el segundo escenario, si el oficialismo no alcanza ese tercio y el Congreso impulsa tanto el equilibrio fiscal como un eventual juicio político, es probable que Washington retire su respaldo. Ese apoyo, aclaró, no está destinado a financiar el gasto, sino a facilitar la resolución de los compromisos de deuda de corto plazo.

En tanto, Arriazu mencionó y respondió las preguntas que tiene el mercado. “¿Puede aguantar una corrida? Sí, con recursos propios. Obviamente, con la ayuda de Estados Unidos es un paseo. ¿Pueden pagar los vencimientos de deuda? Tenemos una de las deudas de mercado más bajas del mundo, el 19% del PBI. Pero como somos estafadores seriales, todo el mundo quiere que le mostremos la plata. No le piden eso a ningún otro país. A nosotros sí por ser estafadores».

Asimismo, consideró: “¿Qué pasaría si el oficialismo no logra su objetivo? Bueno, lo dejo en manos de ustedes pensarlo. ¿Vale la pena ganar la pulseada? Con recursos propios, sería muy dolorosa. Pero mi respuesta es, definitivamente, sí. De los últimos 44 años, 20 tuvimos crecimiento negativo. Cada año con crecimiento negativo fue por una corrida cambiaria, por gente queriendo cambiar pesos a dólares porque no confía en el peso. Y siempre la ganaron. Alguna vez hay que ganársela, para que la gente dude antes de comenzar una corrida».

Al mismo tiempo, enfatizó: “Si las elecciones salen mal, se acaba la ayuda de Estados Unidos, ¿y a cuánto se va el dólar? Cualquier nivel. Si las elecciones salen bien y hay ayuda de Estados Unidos, baja, pero ¿a dónde baja? a $1.300-$1.350″.

“Pero la incertidumbre tiene costos. El riesgo país argentino es 10 veces superior al de Uruguay y Paraguay y tenemos números macroeconómicos infinitamente mejores”, añadió.

Desde una perspectiva más general, Arriazo aseguró: “Yo soy enemigo de la banda cambiaria porque Argentina es una economía bimonetaria y una economía bimonetaria funciona totalmente distinto a una economía de una sola moneda. Los pesos en la Argentina se usan exclusivamente para pagar sueldos, pagar impuestos y unos pocos gastos menores, todo el resto es en dólares”. Criticó el declive de la economía luego de la implementación de ese esquema y la no acumulación de reservas.

En paralelo, se opuso a una devaluación: “Cada vez que subió el tipo de cambio real fue por una crisis política o por salida de capitales. En cuanto la situación se normaliza, el tipo de cambio real cae. ¿Qué significa esto? Que el Gobierno no controla el tipo de cambio real, sino el nominal, y por lo tanto no puede fijarlo a voluntad. Además, cada vez que el tipo de cambio subió, la actividad económica cayó“.

A criterio de Arriazu, en relación a la industria del seguro, si se deja de modificar las reglas y de crear nuevos impuestos, se facilita la operatoria y pueden volver los fondos de pensión. Todo eso permitiría generar capital de largo plazo, elevar la tasa de ahorro y, en consecuencia, favorecer el crecimiento de la Argentina.

“El riesgo argentino no es un kuka, el riesgo argentino es un riesgo argentino. Son los argentinos los que pensamos sin sentido común. Yo presenté una charla en Tucumán que se llamaba Soñando con una Argentina posible. Y lo primero que dije, el título no es casualidad”, sostuvo el economista.

“Si miramos largo plazo y miramos energía, minería, industria de conocimiento, agro, todo es lejos de Gran Buenos Aires. La posibilidad de crecimiento es enorme. Fácilmente podemos ir al 5,5% por año. Pero la palabra sueño es porque los argentinos somos campeones en desaprovechar todas las oportunidades”, concluyó Arriazu.

Los desafíos del sector asegurador

A su turno en la cumbre, Alejandro Simón, presidente del Centro de Investigaciones para el Desarrollo del Seguro (CIDES) y CEO de Sancor Seguros, dijo: “Creo que tenemos como sector asegurador una gran oportunidad de transformarnos en uno de los motores principales del crecimiento de la economía argentina. Somos un viabilizador de de la actividad económica, pero también de las inversiones de largo plazo”.

Por otra parte, en relación al futuro, destacó que “la inteligencia artificial y la inteligencia artificial generativa es una gran oportunidad y un desafío al mismo tiempo, con un desarrollo exponencial a nivel mundial en todo lo que tiene que ver con áreas de suscripción, la gestión de siniestros, de prevención de fraude y de personalización de la oferta.

A su vez, el directivo sostuvo que el avance hacia la computación en la nube obliga a las aseguradoras a reducir el control directo sobre sus propios recursos tecnológicos, lo que plantea nuevos desafíos regulatorios. Señaló que no basta con imitar los modelos de los países más desarrollados, ya que existe un debate internacional sobre cómo abordarlos.

Agregó que la ciberseguridad se volvió un eje crítico: “La inteligencia artificial está disponible tanto para nosotros como para los hackers, que son cada vez más sofisticados”. Por eso, remarcó la necesidad de contar no solo con barreras de protección, sino también con protocolos de acción rápida que minimicen los daños una vez ocurrido un ataque.

En otro tramo, Simón advirtió sobre los cambios demográficos. Indicó que la tasa de natalidad en la Argentina cayó de 2,1 hijos por mujer —nivel de reemplazo poblacional— a 1,4 desde la pandemia, un valor similar al promedio europeo.

Por último, se refirió a la informalidad laboral y a la necesidad de una reforma que reduzca la litigiosidad. Citó el caso de Brasil, donde una modificación legal permitió disminuir en 80% los juicios laborales.

Explicó que el esquema se basó en tres ejes: limitar el financiamiento compulsivo a los sindicatos, dar prioridad a los acuerdos colectivos por sobre leyes generales y establecer que, si un reclamo judicial resulta infundado, el trabajador deba asumir los honorarios antes de presentar una nueva demanda.

Fuente: INFOBAE

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