Marcela Acuña denunció la situación de “La Barbi” y reclamó por su traslado mientras cumple condena por el caso Cecilia Strzyzowski

Tras ser declarada culpable como partícipe primaria del femicidio de Cecilia Strzyzowski, Marcela Acuña reapareció públicamente con una carta manuscrita difundida desde su lugar de detención en la Penitenciaría de Mujeres del barrio Don Santiago. En el escrito, al que accedieron medios nacionales, no hace referencia a su propia situación judicial, sino que denuncia el estado de otra interna: Luz Mía Bárbara Di Battista, conocida como “La Barby”, una mujer trans que —según afirma— se encuentra detenida en una alcaidía de varones y en huelga de hambre desde hace varios días.

Acuña sostiene que Di Battista ya habría perdido seis kilos y reclama que se respeten sus derechos y su identidad de género, solicitando su traslado a una cárcel de mujeres. “La Barby” posee un extenso prontuario por robos a joyerías en varias provincias, fugas y detenciones incluso fuera del país, y actualmente enfrenta un proceso penal en Chaco. La carta se conoció pocos días después del veredicto por el caso Strzyzowski y es leída como un gesto político y solidario en un contexto de alta exposición judicial y mediática.
“La Barby”
La reciente evasión de Luz María Di Battista, conocida como “La Barbi”, volvió a encender las alarmas judiciales y policiales al dejar expuesto un prontuario marcado por fugas audaces, delitos reiterados y desplazamientos que exceden los límites provinciales y nacionales. Su nombre no es nuevo para las fuerzas de seguridad: arrastra antecedentes por robos, escapes y maniobras planificadas con apoyos externos.

Uno de los episodios más resonantes ocurrió el domingo 17 de noviembre de 2024, cerca de las 23.15, cuando logró huir de una dependencia policial. De acuerdo a la versión oficial, salió de su celda para utilizar un baño externo debido a que el sanitario interno estaba fuera de servicio. En ese breve lapso, desapareció sin dejar rastros inmediatos.
La investigación posterior reveló que la fuga no fue improvisada. Di Battista abordó un vehículo solicitado a través de una aplicación de viajes, que luego se constató tenía pedido de secuestro, y cruzó el puente General Belgrano hacia la provincia de Corrientes. Allí continuó con su accionar delictivo y protagonizó el robo a una pollería, confirmando que la evasión fue solo el inicio de un nuevo raid.
Las pesquisas avanzaron rápidamente y al día siguiente se produjo la detención de Romina, señalada como presunta cómplice. Según los investigadores, la mujer habría colaborado en los traslados y en maniobras de extracción de dinero en cajeros automáticos.
Ocho días después de aquella fuga, “La Barbi” volvió a uno de sus delitos habituales: el robo de joyas. La investigación estableció que permaneció al menos cinco días en la ciudad de Luque, en el área metropolitana de Asunción, Paraguay, donde habría concretado un asalto a una joyería. El caso refuerza la hipótesis de una red de apoyo y de un patrón delictivo transnacional que mantiene a Di Battista nuevamente en el centro de la escena judicial.




