Infierno en Gaza

El infierno es la antítesis del cielo, un lugar asociado a castigos y padecimientos. Ha sido estudiado por creyentes y ateos, y representado por la literatura y la filosofía, las artes, los videojuegos y el cine. Es parte de la visión y concepción del mundo del ser humano, más allá de lo religioso y la muerte.
Por Rodrigo Ojeda, publicado en VisAvis
En Gaza, la organización terrorista llamada Hamás, a partir del 7 de octubre de 2023, instaló el infierno en la tierra, con el propósito explícito de eliminar judíos. Mató, violó, quemó, destruyó y secuestró a inocentes, sin importar edades, uniformes ni condiciones de salud. Fueron hordas salvajes disfrutando la destrucción y la muerte, exhibiendo a los rehenes como trofeos de guerra.
Hasta el día de hoy, no existe una condena unánime en contra del terrorismo fundamentalista de octubre, al contrario, hay quienes justifican y relativizan la maldad. Ese mal que, “no es capaz de generar nada nuevo”, salvo “destruir lo que ha sido creado o construido por las fuerzas del bien”.
Los testimonios de los rescatados del infierno son escalofriantes, fueron sometidos a diversos vejámenes mediante violencia física, sexual y psicológica. Escondidos y traslados, sin luz ni comida regular, encerrados en cuartos estrechos y en túneles, y en otros sitios adaptados para torturar corporal y mentalmente a sus enemigos. Tras la tregua idearon una puesta en escena para exhibir a los rehenes vivos y muertos. Un desprecio total por el otro a través de un ritual sádico en presencia de sus verdugos.
El escenario se compone de encapuchados de una supuesta “resistencia”, con desprecio por la humanidad y banalización del mal. Además de gestos tribales y bárbaros que celebran el ultraje. El mundo libre no debe olvidar jamás que, Hamás decidió matar a los pequeños Bibas ni a los cientos de cómplices silentes y ciegos ante el terrorismo. Los Bibas fueron masacrados por ser judíos, pasando a llevar todos los logros civilizatorios y el derecho internacional. Sus almas anaranjadas ya descansan en paz y los recordaremos en cada atardecer.
Salvo algunas voces denunciantes del horror, otros optaron por el silencio especialmente las agrupaciones de derechos humanos, las que levantan banderas y causas desde lo político y partisano.
No pocos confunden lo evidente: Israel es un Estado democrático del siglo XXI, enfrentando el antisemitismo y lo autocrático con siglos de desfase, no sólo en un calendario. El enfrentamiento no es nuevo, es civilización versus barbarie, una dicotomía que, Occidente ha resuelto aplicando la razón y la fuerza. El faro de las libertades occidentales está bajo asedio tras la recompensa de un paraíso materialista y fanático.
En Chile, una performance y un infierno vanguardista golpean la otra mejilla de los cristianos. Una propaganda musical que, utiliza lo subversivo y tendencioso con el propósito de oponerse a todo orden natural, anterior y actual, sin ánimo alguno por construir, sólo destruir desde la intolerancia y el victimismo. Algo pasa en el mundo occidental y no es aislado. Lo sagrado es inherente a la humanidad y merece respeto.
Existen minorías dictatoriales que, declaran abiertamente su rechazo a creencias religiosas bajo supuestas reivindicaciones y odiosidades explícitas. ¿Por qué los vanguardistas del mundo occidental no realizan números artísticos con sátiras al radicalismo islámico y al profeta? ¿Por qué las muertes de cristianos y judíos en el mundo dejaron de sorprendernos? La sociedad libre está sacrificando sus raíces y logros civilizatorios, es un retroceso fatal.
Por Rodrigo Ojeda – Profesor de Historia