CFK profundiza la crisis del peronismo bonaerense y nacional tras el golpe electoral

Con un nuevo documento desde San José 1111, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner disparó una doble crisis dentro del peronismo, apuntando especialmente al gobernador Axel Kicillof por el duro resultado electoral del domingo pasado en la provincia de Buenos Aires.

El texto, centrado en el impacto bonaerense, dejó en evidencia el enfrentamiento interno del kirchnerismo, cargando las culpas sobre Kicillof y lanzando advertencias a un grupo de gobernadores del PJ, lo que reactiva viejas tensiones provinciales y cuestiona el estilo de conducción de CFK, ahora reducido territorialmente.

Según analistas políticos, la declaración de la ex presidenta constituye un reconocimiento implícito del deterioro del peronismo, aunque ella se mostró ajena a la derrota nacional. La disputa afecta tanto al núcleo K como al PJ bonaerense, incluyendo intendentes del Gran Buenos Aires y sacudiendo la estructura del partido a nivel nacional.

La pulseada se había gestado antes del desdoblamiento electoral en Buenos Aires, con Kicillof impulsando su proyecto de cara a 2027. Los resultados recientes evidencian que la base electoral bonaerense, históricamente vinculada a CFK, ya no le es exclusiva y que el gobernador cuenta con capital político propio, pese a sus limitaciones nacionales.

El enfrentamiento se refleja también en el gobierno provincial, donde varios funcionarios kirchneristas responden a CFK, mientras Kicillof mantiene control sobre la Legislatura y la aprobación de políticas clave, como el Presupuesto y la toma de deuda. La confrontación también llega a la estrategia de Milei, quien excluyó a Kicillof de su convocatoria a gobernadores, alimentando el argumento de CFK sobre un presunto favorecimiento del oficialismo nacional.

El documento evidencia, en definitiva, una doble crisis peronista: por un lado, la disputa interna en la franja K; por otro, la tensión entre el kirchnerismo bonaerense y los gobernadores del PJ, quienes deben negociar con el poder central. Este escenario plantea un terreno de oportunidad para Milei, que podría capitalizar la división, aunque el futuro dependerá de cómo se desarrollen los acuerdos y alianzas políticas en el corto plazo.

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