Después de muchos años, vuelven las internas: el oficialismo del PJ tiembla ante la irrupción de La María Eva

Por Jorge Fernandez
Por primera vez en mucho tiempo, el Partido Justicialista chaqueño vivirá unas verdaderas internas partidarias.
Después de años de manipulación interna, silencios y estructuras oxidadas, una agrupación con más del 50% del electorado afiliado se planta frente al aparato oficialista: La María Eva, el movimiento que recupera el espíritu peronista genuino y desafía el control de los nombres enquistados en el poder.
Las urnas internas volverán a abrirse en Barranqueras, Tres Isletas, Resistencia y el Concejo Provincial, marcando un quiebre histórico. Por fin, el peronismo de base vuelve a tener voz, y el oficialismo —acostumbrado a jugar con las reglas amañadas— deberá enfrentarse al voto real de los afiliados.
Pero lo que más incomoda no es la interna, sino la soberbia.
Los mismos que durante años creyeron tener el control absoluto hoy se exponen al ridículo político, tratando de apagar la luz para que no se vea su decadencia. Algunos portadores de apellidos que ya no significan nada dentro del pueblo ordenaron literalmente “cortar la luz” a la lista opositora, como si la oscuridad pudiera tapar el cambio que se viene.
El oficialismo partidario está acorralado entre su propio desgaste y una militancia cansada de las órdenes vacías.
Resistencia cambiará de manos, Barranqueras volverá a ser ejemplo del voto castigo, y la candidata intendente —ahora diputada electa— tendrá que explicar cómo pagará su campaña mientras deja a los empleados municipales a la deriva, otra vez.
La María Eva no sólo representa una lista: representa el hartazgo de las bases, la ruptura del silencio y la caída del mito de los dueños del partido.
El poder ya no se hereda: se conquista.
Y esta vez, los apellidos no alcanzan.
 
					



