El hombre es el mayor depredador
La reciente noticia del yaguareté abatido por cazadores en Formosa, causó un alto impacto en la opinión pública y las redes sociales, donde se leyeron comentarios como: “el hombre es el peor depredador”. Esta realidad dispara también un interrogante que resuena como detonación: ¿Porqué, con qué necesidad? Algo difícil de comprender a priori desde nuestra mirada ciudadana.
Algo que tal vez en el pasado su hubiera explicado fácilmente con la frase del Martín Fierro que dice: “Todo vicho que camina, va a parar al asador (…) El que vive de la caza / A cualquier vicho se atreve / Que pluma ó cáscara lleve, / Pues cuando la hambre se siente / El hombre le clava el diente / A todo lo que se mueve.
Pero los tiempos han cambiado y las causas se han complejizado. De hecho, uno de los títulos de la noticia dio en la tecla, cuando fue orientando las expectativas para el lado correcto de las posibles motivaciones: “Cazaron y le arrancaron la piel a un yaguareté que está en peligro de extinción”.
EL NEGOCIO DE LA CACERÍA ILEGAL
Lo cierto es que una reciente publicación indicaba que un estudio realizado por Wildlife Conservation Society (WCS) en 31 plataformas online de acceso libre en siete idiomas, detectó 230 publicaciones con posibles partes de yaguareté en venta. Los colmillos junto con las pieles son los elementos constitutivos mayormente demandados. Este anuncio se produjo en Panamá, en el marco de la 19° Conferencia de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CoP19 CITES), del 14 al 25 de noviembre de 2022.
Al respecto el autor principal del estudio, el Dr. John Polisar, declaró: “Nuestro equipo se complace en compartir este estudio con la esperanza de que refuerce los esfuerzos para interrumpir el comercio ilegal de partes de yaguareté, actualmente muy extendido. La metodología estandarizada que hemos desarrollado ya se ha aplicado de forma productiva para documentar el comercio visible en línea y combatir el tráfico de especies silvestres en múltiples y diversas especies de la región”.
Pero no es tan simple el tema, como para pretender explicar la extinción del yaguareté desde la perspectiva del comercio ilegal, únicamente. Esa observación sesgada nos empujaría a cometer el error de caer en la simplificación. Como sucede con todas las cosas, para entender cabalmente un problema, es necesario poner las cosas en contexto.
LA DESTRUCCIÓN DEL HÁBITAT
En este punto debemos entender que el yaguareté está en vías de extinción, lo mismo que su hábitat: la destrucción de los bosques nativos es un proceso que implica la pérdida gradual de áreas forestales debido a actividades humanas como la deforestación, la tala indiscriminada y el cambio de uso de suelo. Esto tiene graves consecuencias para el equilibrio ecológico, la biodiversidad y el clima global.
Recientemente Greenpeace detectó mediante imágenes satelitales que durante el primer semestre del año en el norte del país se deforestaron 59.557 hectáreas, un 15 por ciento más que en el mismo período de 2023 (51.600 hectáreas). La situación más grave se da en Chaco y en Santiago del Estero, donde la mayoría de los desmontes son ilegales. La organización ecologista volvió a reclamar la penalización por la destrucción de los bosques.
“Nos preocupa mucho este aumento de la deforestación y que la mayoría sea ilegal”, señaló Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace. El relevamiento de la organización ecologista, realizado mediante la comparación de imágenes satelitales, estima que entre enero y junio de 2024 la deforestación en Chaco alcanzó las 27.148 hectáreas; en Santiago del Estero 21.047 hectáreas; en Formosa 7.162 hectáreas; y en Salta 4.200 hectáreas; totalizando 59.557 hectáreas, el equivalente a tres veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
La principal causa de la pérdida de bosques es el avance de la frontera agropecuaria para ganadería y soja, que en gran medida se exportan a Asia y Europa, sobre todo en la región del Gran Chaco, el segundo ecosistema forestal más grande del continente. “La deforestación provoca cambio climático, desaparición de especies, inundaciones, sequías, desertificación, enfermedades, desalojos de indígenas y campesinos, y pérdida de alimentos, medicinas y maderas. Estamos ante una evidente emergencia climática y de biodiversidad que debería llevar a que los gobiernos actuaran en consecuencia, prohibiendo los desmontes, en lugar de promoverlos” concluyó Giardini.
ATROPELLAMIENTO ANIMAL Y AVASALLAMIENTO DE LAS LEYES
La destrucción y fragmentación del ambiente deja a los animales silvestres ‘al descubierto’, sin refugio, ni presas, exponiéndolos a las balas del cazador, tanto como de los paragolpes y ruedas de los vehículos que atropellan indiscriminadamente toda clase de fauna en las rutas.
A esto hay que sumarle dos factores directamente relacionados con el cambio climático: la sequía y los incendios de campos y de pastizales. La conjunción de ambos provocan la disminución de las poblaciones animales por incidencia directa, tanto como las migraciones forzadas a centros urbanos, inclusive.
En la provincia de Corrientes hubo múltiples casos de reportes de animales salvajes recorriendo poblados o ciudades. Recientemente fue rescatado y liberado un puma que reposaba bajo las galerías del Centro Cívico de la localidad de Colonia Liebig, en el límite con la Provincia de Misiones.
También hubo reportes de especies protegidas abatidas por atropellamiento o cacería ‘deportiva’, como el caso reciente del Venado de las Pampas muerto por herida de bala en intersección de la Ruta Provincial N°40, con la ruta N°36.
En febrero de este año, un cazador de la zona de San Miguel, Corrientes, mató un ciervo de los Pantanos y subió la foto sus ‘hazañas’ en las redes. En octubre de 2023, vecinos de la localidad de Santo Tomé, Corrientes, encontraron un ocelote muerto a la vera de la Ruta Nacional Nº 14, presuntamente atropellado por el tránsito vehicular.
Pero la acción del hombre como principal depredador también se traduce por la falta de apego a las leyes y de cumplimiento de los estudios de impacto ambiental que también han determinado la muerte de centenares de especies acuáticas de Corrientes, cuando distintos emprendimientos agropecuarios sobre explotaron los recursos hídricos, hace un par de años en tiempos de la sequía, secando ríos y lagunas, y arrasando con peces, aves y anfibios.
Todo esto sin entrar en detalles de la destrucción ocasionada por la contaminación ambiental producida en el agua por el vertido de agroquímicos y la consiguiente mortandad de peces y otras especies en repetidas oportunidades. Pero el primer premio por el exterminio de cuantiosas especies animales -incluso de granja-, se lo llevó el ‘Canal de la Patria’, en la Provincia de Santiago del Estero.
Sucede que la ausencia de un estudio de impacto ambiental para la construcción de esta obra de canalización ha determinado la muerte de centenares de animales “que fueron tragados” por el canal, que se terminó convirtiendo en una trampa mortal para todos por igual.
Se trata de un acueducto repavimentado de casi 200 kilómetros, que traslada agua para las poblaciones y la producción. Pero que al mismo tiempo opera como un callejón sin salida porque tiene sus paredes construidas en un ángulo casi recto. Situación que se hubiera evitado con pendientes más pronunciadas y con relieves o rugosidades en sus laterales alisados.
UNA LUZ DE ESPERANZA EN EL CAMINO
Queda claro que existen muchas formas de matar un yaguareté y no es solo jalando el gatillo. Es evidente que el esfuerzo actual es insuficiente y que hay mucho trabajo de concientización y sensibilización por hacer. Pero lo bueno es que, así como hay manos que matan, también hay manos de centenares de miles de personas que curan y que trabajan por mejorar las condiciones de vida de todos los animales.
Cientos de biólogos e investigadores, centros de estudios, voluntarios y veterinarios, entidades, organizaciones, documentalistas y generadores de contenidos, profesionales, guardaparques, funcionarios y autoridades de distintas jurisdicciones, vecinos de las comunidades, influencers y ciudadanos que desde el territorio y las redes, hacen grandes esfuerzos cotidianos para evitar la extinción y contribuir a la conservación saludable de los ecosistemas.
Organizaciones no gubernamentales que trabajan sin estridencias desde hace años en el territorio, con profesionales anónimos que luchan todos los días, para mejorar las condiciones del ambiente y la biodiversidad, con la aplicación de programas de recuperación y reintroducción de especies, como sucede actualmente en el ‘Parque Nacional El Impenetrable’ y ‘Gran Parque Iberá’. El trabajo pionero en Corrientes muestra cómo se pasó de haber extinguido al yaguareté hace 70 años, a tener actualmente una población de 25 ejemplares.
Hay lugares en el mundo como ‘El Pantanal’, donde hace mucho tiempo los brasileños de Mato Grosso do Sul entendieron el alto valor que tiene un animal silvestre vivo como el yaguareté. Los observadores de fauna, fotógrafos y videógrafos dejan ganancias millonarias al sector turístico de toda la región, porque una excursión terrestre o embarcada es sinónimo de avistamiento casi seguro por la cantidad de ejemplares vivos que hay en el territorio.
En el Iberá y el Impenetrable centenares de residentes de comunidades aledañas a las áreas protegidas, han pasado por grandes transformaciones y mejorado sustancialmente sus condiciones de calidad de vida y su economía, a partir de los beneficios que derrama la prestación de servicios turísticos, excursiones, alojamiento, gastronomía y artesanías, como en el Pantanal. Poblaciones enteras han comenzado a resurgir, con la creciente llegada turistas que visitan los parques, demandando un recurso muy preciado en el resto del mundo: la naturaleza en estado puro y salvaje.
En síntesis, revertir la extinción de las especies animales supone un mayor compromiso ciudadano, con más concientización, sensibilización y educación desde temprana edad en las aulas, tanto como prevenir, patrullar y sancionar con firmeza a los infractores, sean particulares o del sector público. Se necesita la máxima responsabilidad de todos los actores para dejar de comportarnos como el mayor depredador de las especies animales y hacer de este mundo un lugar mejor para todos los seres vivos.
Horacio Torres