El integrante de H.I.J.O.S. habría asesinado a su madre por dinero del resarcimiento por el asesinato de su padre

Fernando Albareda, detenido desde el jueves pasado, aún no fue indagado; está imputado por homicidio calificado por el vínculo en perjuicio de su madre, Susana Beatriz Montoya.

El presunto interés por los $76 millones que debía cobrar la familia de Fernando Albareda como resarcimiento por el asesinato y desaparición de su padre durante la última dictadura militar es, según el fiscal Juan Pablo Klinger, el móvil que llevó al integrante de la agrupación H.I.J.O.S. y delegado provincial de la Secretaría de Derechos Humanos a matar a su madre, Susana Beatriz Montoya.

Para el representante del Ministerio Público, Albareda urdió una historia para ocultar un crimen que él mismo cometió. Está preso desde el jueves al mediodía acusado de “homicidio calificado por el vínculo”, delito para el cual se prevé la pena de prisión perpetua. Aún no declaró.

Las imágenes de una cámara de seguridad cercana a la casa de Montoya, en el barrio Poeta Lugones, registró la llegada de Albareda a la vivienda a las 20.30 del jueves 1 de agosto. Iba solo, a pie. La videocámara lo grabó a las 22.20, cuando salió por la misma puerta, que da a la calle Caminos.

Cuando habló con la prensa sobre el asesinato, Albareda dijo que él había acompañado a su madre al médico aquel jueves a la tarde. Como si esa hubiese sido la última vez que la vio. Nada mencionó de su visita de casi dos horas a la noche.

Siempre llamó la atención de los investigadores que las puertas de la casa ni hubiesen sido forzadas. La mujer le abrió a quien la mató. “O lo conocía o la engañaron muy bien”, argumentaban los investigadores. En una pared, con un lápiz de labios, había quedado un mensaje intimidatorio: “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos”. Eso reforzaba la sospecha de que a Montoya la habían asesinado por una venganza relacionada con los crímenes de lesa humanidad.

Albareda cenó con su madre. Habían estado distanciados, pero recompusieron la relación hace un tiempo, según dijeron testigos. En la cocina había dos vasos, dos cubiertos y un plato con algo de comida. El otro estaba en el patio, roto. Beatriz Montoya salió con restos de la cena para darles a sus perros. Fue allí donde recibió el ataque.

La autopsia reveló que fue estrangulada, golpeada con un trozo de ladrillo varias veces en la cabeza y, estando ya muerta, apuñalada en el cuello. Según los investigadores, Albareda la atacó por la espalda: le pasó una cuerda por el cuello y tiró de ella. En el piso le pegó del lado izquierdo de la cabeza, después del derecho, y con un palo de escoba, en la frente. Para terminar, le clavó el cuchillo.

Los vecinos aseguran que no escucharon un solo grito. Todo indica que Montoya no alcanzó a reaccionar. El atacante le tapó la cara con yuyos y excrementos de los perros. Antes de salir, fue al dormitorio y buscó lápices de labios, con los que escribió la advertencia en la pared.

Sobre ese punto, el comunicado del Ministerio Público Fiscal indicó que se estableció preliminarmente que “los manuscritos obrantes en la pared de la casa de la víctima presentan grafocinetismos afines con algunos de los grafismos de los anónimos analizados con motivo de las amenazas denunciadas el 8 de diciembre del año 2023 por el imputado, presentando ambas características similares a las de Fernando Armando Albareda”. Él había denunciado esas amenazas y buena parte del arco político había salido en su apoyo.

De la misma manera, la semana pasada los organismos de derechos humanos de Córdoba se solidarizaron con él por el crimen de su madre y advirtieron sobre el “clima político” presente detrás del asesinato. Desde la detención de Albareda no hubo más comentarios.

Las próximas semanas, la familia Albareda debía cobrar un resarcimiento de $76 millones por una reparación histórica otorgada por la Provincia por el secuestro y asesinato de Ricardo Fermín Albareda Kalemberg, esposo de Montoya y padre de Fernando. El dinero era para repartirse entre la mujer y sus dos hijos (Albareda y su medio hermano), ya que una tercera hija falleció años atrás de forma trágica.

Fuente: LA NACION

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Instagram