Gestión Impiadosa: el Hospital de Niños de La Plata se cae a pedazos

El Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata se cae a pedazos, abandonado a su suerte por una gestión que no está a la altura de la historia de ese símbolo sagrado de la salud provincial.

«Hola, buenos días, soy una mamá y mis hijos se atienden en el Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata. Quería contarles que los baños están inusables, sin puertas, sucios y sin canillas ni agua. Adjunto fotos. Por favor necesitamos difundir para que los arreglen, gracias«, reza el mensaje que llegó a la redacción.

Lo cierto es que la mujer del mensaje, está hablando del principal hospital pediátrico de una provincia con casi 18 millones de habitantes, ubicado en la ciudad de La Plata, la capital bonaerense, a unas 15 cuadras de la gobernación y a 10 del Ministerio de Salud, organismos que se jactan de administrar ese nosocomio al que consideran el mejor en la materia y suelen mostrar para promocionar su gestión.

Más allá de este reclamo, justo y clarísimo, en el Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata los problemas superan a las soluciones que brinda.

Las denuncias por predazos de techo que  caen sobre los pacientes, la falta de iluminación, de higiene, de insumos y de personal, entre otras, son parte del reclamo corriente.

La excelente calidad y profesionalismo de los médicos que allí atienden, contradice notoriamente al estado de la infraestructura edilicia e instrumental de viejo edificio ubicado frente al parque Saavedra, en la manzana compuesta por las calles 14 (entrada principal), 65 (Guardia), 15 y avenida 66.

Durante una década, el Batman Solidario, un platense disfrazado de superhéroe, aportó enormes granos de arena con colectas destinadas a juntar dinero para hacer arreglos, comprar amoblamiento o ayudar a familias del interior que deben permanecer mucho tiempo con sus hijos en el lugar.

Sin embargo, un hospital de semejante magnitud no debe depender de un superhéroe ficticio para poder funcionar adecuadamente, sino de la empatía y calidad de gestión de los gobernantes, en este caso provinciales, para mantenerlo en las condiciones pertinentes para poder ofrecer que enorme servicio que la historia le reconoce.

Fuente: CRITICAARGENTINA

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