“Manzanares rompe el pacto de silencio: valijas, sobornos y el lado oscuro del kirchnerismo”
Las nuevas declaraciones de Víctor Manzanares volvieron a abrir una herida que el kirchnerismo intenta cerrar desde hace años: el sistema paralelo de recaudación que habría funcionado como una maquinaria aceitada de corrupción durante las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner. Cada vez que el contador habla, un engranaje más del antiguo poder K queda expuesto, y esta vez no fue la excepción.
Su abogado, Roberto Herrera, agregó un dato que sacude incluso a quienes ya estaban habituados a escuchar historias de bolsos, bóvedas y dinero en movimiento constante. Según su testimonio, Daniel Muñoz —el hombre de máxima confianza de Néstor Kirchner— realizaba viajes semanales a Río Gallegos, siempre los viernes, cargando valijas repletas de dinero negro proveniente del cobro sistemático de sobornos. Todo eso mientras el relato oficial insistía en la “ética”, el “modelo nacional y popular” y la supuesta batalla contra las corporaciones.
Las palabras de Manzanares vuelven a desnudar lo que el kirchnerismo intenta reducir a “persecución”, “lawfare” o “operaciones mediáticas”. Pero cada testimonio, cada registro, cada detalle revela algo más parecido a una estructura mafiosa que a un proyecto político. No se trata solo de corrupción: se trata de un sistema sostenido en el tiempo, con roles definidos y una logística casi empresarial para mover millones sin control.
Mientras tanto, desde el sector K se repiten viejos guiones: negar, victimizarse, acusar complots y desviar la discusión. Pero lo que emerge de este nuevo capítulo no es un rumor: es la palabra de quien manejó sus cuentas, sus números y sus secretos más incómodos.
El kirchnerismo podrá cuestionar a los mensajeros, pero ya no puede tapar el mensaje. Las valijas vuelven, los nombres vuelven, los métodos vuelven. Y con ellos, el recuerdo de un poder que se decía “del pueblo”, pero que movía millones en la oscuridad de un circuito paralelo que hoy vuelve a quedar al descubierto.
