Saber pedir perdón es un acto de grandeza, que aumenta la autoridad y no la debilita

Los políticos creen que se muestran débiles, pero eso es un lastre que puede impactar en las urnas

Equivocarse es parte del «factor humano», todos nos equivocamos  y la diferencia es pedir «Perdón» y ese acto se convierte en una virtud del que ofendió o se equivocó, pero nuestra clase política -lamentablemente- considera que se trata de una muestra de debilidad. Cuidado con esto, muchas veces termina siendo un lastre que repercute negativamente en las urnas y los ciudadanos no toleran la soberbia.

Diferenciemos pedir «Perdón» de pedir «disculpas», esta última es solo quitarse la culpa. Pedir perdón es reconocer el error y aunque quizá no pueda reparar el daño, empatiza con la persona dañada y permite  observar al ofensor ahora con una virtud, luego del yerro.

En estos once meses de gestión del gobernador Leandro Zdero, pareciera que ocultar los errores o no dar ningún tipo de explicación de los fallidos es parte de la política  comunicacional del Gobierno (por si hubiera alguna), en ese caso no hay mucho por discutir: es una definición de la «comunicación política» de esta gestión, pero estamos a 9 ó 10 meses de verificar si es buena o mala porque tendremos la más perfecta encuesta que son las elecciones, en este caso la medio término donde renovaremos legisladores nacionales y provinciales.

Es dable aclarar que no vemos falta de transparencia en los actos de gobierno, ni que los legisladores de la oposición acumulen incontables pedidos de Información en la legislatura sin recibir respuestas por parte del Ejecutivo, como ocurrió en la última gestión de Jorge Capitanich.

Pero claramente pensamos que es negativa tanto para la gestión como para la imagen de Leandro Zdero ocultar la tierra debajo de la alfombra. Dar explicaciones también es una acción concreta de transparencia y aclara el panorama, el ciudadano puede despejar los rumores malintencionados, neutralizando esas distorsiones que perjudican al gobierno.

La soberbia precede al fracaso; la arrogancia anticipa la caída. Es mejor ser humilde entre los humildes que compartir despojos con los soberbios.

Proverbios: 16:18-22 Reina Valera Contemporánea

Parece una tarea inútil, los políticos nunca piden perdón, pero de tantas encuestas que solicitan, estaría bueno que agregaran esta consulta: si la opinión pública considera bueno o malo el acto de «pedir perdón» y si lo reconoce como un gesto de grandeza o de debilidad.

El gobierno provincial parece flojo de reflejos y no vemos un plan de contingencia. Un conocido especialista en informática que prestó servicios históricamente al justicialismo y a Coqui en los últimos 25 años, dejó un acceso para poder espiar todas las áreas del Poder Ejecutivo y hasta el sistema de Fiduciaria del Norte, desde donde salieron algunos datos que trascendieron en medios nacionales.

Con el Justicialismo en la oposición no se deben dar ventajas: resucitar a los zombies es una mala idea. Luego de «victorias políticas» con detenciones de funcionarios y piqueteros cercanos a Capitanich y en plenos festejos que eran aplaudidos por gran parte de la sociedad, le dieron oxígeno para victimizarse por un acto de «censura» que era moneda corriente en la última gestión coquista. 

Por otro lado, el «Gabinete de la oposición» que llamó a conformar el exgobernador, tiene su área más fuerte en la «Gestapo Coquista» que averigua quiénes son los punteros o militantes que acuden a los actos oficiales o amagan con cambiar de camiseta, como le ocurrió a una conocida militante justicialista de villa San Juan, a quien apretaron «nosotros le dimos una vivienda a tu hija, qué hacen aplaudiendo el nuevo pavimento del Zorro (en barrio UPCP)». A esto hay que agregar el núcleo de comunicadores militantes que operan en redes, bajo el mando de Guillermina.

   

 

 

 

 

 

 

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