Sin educación vial, no hay seguridad vial

Podrán tildarme de pesado y reiterativo, podrán criticar o no estar de acuerdo en mi postura, podrán hablar mal de mí, pero lo que no podrán es decir que no lo intenté. Desde el año 2005 con la creación de Padres en la Ruta, (agrupación que se conformó espontáneamente con un gran número de vecinos y buenos ciudadanos), es que me involucré y empecé a ver el tema de la seguridad vial desde más cerca y allí aprendí muchas cosas y trabajé para intentar de resolver alguno de los muchos problemas que genera el analfabetismo vial.

   Sabemos que el deporte nacional en Argentina es el futbol, pero hay otro que no le pierde pisadas, «echarle la culpa al otro», es ¿o no?

   Los siniestros viales son los casos más tangibles, los conductores echamos culpas por las autoridades de control sean municipales o policiales, señalizaciones, semaforización, reductores de velocidad etc, etc y los organismos de control culpan a los conductores de intrépidos, audaces, inconscientes, suicidas, irresponsables y otros calificativos más, pero, el caos sigue y empeora cada día.

   El problema es de todos y la solución también. El ejemplo fueron los Padres en la Ruta, salimos a trabajar y accionar todos juntos, los ciudadanos, los inspectores y la policía y fue así que no hubo más muertes en la Avenida Sarmiento por causa del alcohol al volante.

   Ahora bien, ¿cuantos estudios se hicieron, cuanta investigación, datos, estadísticas, análisis cuánticos y otras yerbas para descubrir porque el hombre o muchos de ellos tienden a realizar acciones que atentan contra su propia vida??

   La autodestrucción de la especie parece darse cada vez con mayor frecuencia y de las maneras más variadas posibles y una de ellas podemos verla a diario cuando transitamos por cualquier calle o ruta.

   Nos preguntamos: ¿cuánta gente que conduce un vehículo realmente sabe hacerlo? o ¿está preparado adecuadamente para manejar un auto, camión, colectivo, moto o bicicleta? Somos autodidactas y nos auto diplomamos sin un céntimo de culpa o responsabilidad. Somos los mejores…. si aquí nació Fangio, Froilán González, los hermanos Gálvez, Lole Reutemann, Traverso, Lolo Carauni, el Pato Silva etc ¿qué más?, como si fuera una cuestión genética heredar de la pericia o las habilidades de los campeones.

   Ahora si alguien lo reprende a nuestro hijo por alguna inconducta o lo reta, lo toca o simplemente lo mira feo, saltamos y armamos un buen bolonqui con demanda y denuncia incluida, pero después lo subimos a la moto junto a los otros cuatro pasajeros y salimos campantes por la vereda y sin cascos. No exagero ¿no?

   Más de 8.000 argentinos menos por año y no bajamos ese promedio desde hace más de dos décadas y no aprendemos, nada nos alarma, ni nos pone en posición defensiva, nada.

   Miles de conductores conduciendo en estado de ebriedad, sin cinturón de seguridad colocado, en moto y sin casco, con 5 personas a bordo, no respetando los semáforos ni las pocas señales de tránsito, usando el celular, haciendo malabarismos, etc terminan en un sanatorio u hospital encima pateando las puertas con su urgencia sin respetar la cola, siendo que ellos están allí por su propia negligencia e irresponsabilidad.

  «Si se invierte en educación vial, se evita gastar en salud pública» lo repito a menudo sin encontrar eco alguno. La comunidad debe asumir su responsabilidad, pero desde los gobiernos también deben trabajar para cambiar esto.

   Si un día nos dieran un poquito de bolilla y se bajaran de sus inmensos caballos, nuestros funcionarios podrían empezar a resolver esta tragedia. Con solo empezar a construir escuelas y pistas de manejo, insistir en incorporar y desarrollar la seguridad vial como materia troncal en la formación de los alumnos en todos sus niveles y hacer cumplir las normas, podríamos estar en el umbral de una nueva manera de vivir cuidando nuestra vida y la de los demás. No es tan difícil, el analfabetismo se corrige y se vence con educación, ¿no le parece?

*Por el arquitecto Carlos Alabe, miembro de Padres en la Ruta, presidente de la Fundación Ciudad Limpia, profesor, e incansable luchador por los cambios en la provincia.

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