Venezuela con una jornada electoral vacía

Este 25 de mayo no es cualquier jornada electoral. El régimen de Nicolás Maduro intenta recomponer su fachada institucional convocando unas elecciones regionales y parlamentarias que, según denuncias de la oposición y organizaciones internacionales, están marcadas por el fraude, el miedo y la complicidad de ciertos sectores opositores. Se renuevan 24 gobernaciones, 285 diputados y 520 legisladores regionales, en un proceso que —según la encuestadora Meganálisis— apenas el 15% del país está dispuesto a convalidar.
A las seis de la mañana, en Venezuela, el sonido habitual de una jornada electoral es el toque de diana militar con el que los grupos violentos del chavismo recorren las calles para llamar a votar. En un contexto democrático debería ser, quizá, el rumor creciente de las colas en los centros de votación. Pero este domingo, el silencio fue el gran protagonista.
“Es un intento desesperado por borrar el 28 de julio del año pasado, cuando el país votó masivamente por Edmundo González y se le robó la victoria”, sentencia Julio Borges, que califica la jornada como “un fracaso anunciado”.
El contexto es brutal: en la antesala de los comicios, el régimen desató una ola de detenciones con su conocida Operación Tun Tun. Más de 70 personas fueron secuestradas, incluidos dirigentes políticos, periodistas y defensores de derechos humanos. Entre ellos, Juan Pablo Guanipa, colaborador cercano de María Corina Machado. “Los castigan por defender el derecho a la libertad”, denunció la dirigente opositora.
En un liceo del estado Táchira, dos hombres se sientan sobre el asfalto. La cinta de seguridad corta el paso como una escena de crimen. Un teléfono graba, nadie vota.
En Barinas —tierra natal de Hugo Chávez— la imagen es igual de elocuente: en la fachada de una escuela se ve un mural con el rostro del ex presidente, bajo un árbol viejo. Ni las raíces de la Revolución parecen haber resistido la indiferencia popular.
“Esto no es abstención, es resistencia”, dice Rosaura, maestra retirada en San Cristóbal. Ya votamos el 28 de julio, no vamos a volver a jugar su juego.
La abstención se ha vuelto un acto de presencia. Según los últimos sondeos, el 84,9% de los venezolanos no acudirá a las urnas, no por apatía, sino porque el voto ya no sirve en Venezuela. El régimen eliminó los códigos QR que daban transparencia a las actas, impidió la observación internacional y mantuvo el control total del Consejo Nacional Electoral. Las reglas del juego son trampas.